jueves, 8 de diciembre de 2016

Mientras la lluvia ejerce su función en las sierras cordobesas un hombre discurre su vida divagando sobre lo que le viene en ganas impulsado por los tiempos perecederos y a conciencia admitido. Ese hombre allí comprende lo finito y minúsculo de la vida.
Ese hombre no sabe si sufre o si es feliz, ese hombre cordobes sólo vive sin sentimientos extremos, solo vive. Ese hombre serrano admite mansamente la insatisfacción de la nada que tal vez esté llena de todo pero no puede entenderlo desde su necesidad de disfrutar ante la brevedad de su vida que nunca pudo ser una vida que conforme su profunda necesidad.
Ese hombre sabedor de su postrimería quiere que algo mágico lo complete y su razón le notifica que eso no será posible, pero él no se conforma y, quiere morir enamorado.
Francisco klanchar

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