VIAJE A LA PAZ. BOLIVIA
Ante todo debo recordar que para emprender este
viaje hice la prueba realizando un periplo por la ciudad de San Juan- Jachal-
Valle de la Luna- Talampaya y regreso por la provincia de La Rioja. En total
1200 km. Ese viaje para mí fue una prueba de la cual salí muy satisfecho.
Con esta experiencia me animé a emprender este viaje de 4800 km a mis 70 años recién cumplidos.
Para ello encontré un compañero 14 años menor
que yo y muy hábil en la motocicleta, amen de que conocía La Paz.
Así las cosas, nos equipamos con pertrechos
para acampar por si fuera necesario y partimos el día 23 de marzo de 2016 a las
10 hs. rumbo a La Rioja, primera etapa de 416 km. Tramo realizado sin problemas
con una parada para almorzar en Serrezuela, llegando a ese destino a media
tarde buscamos una casa de accesorios para motos a fin de adquirir un parabrisas para mi moto, cosa
que no conseguimos y a continuación un
alojamiento, el cual logramos en un Hostal muy cómodo, allí cenamos,
descansamos y a la mañana siguiente (24/703/16) seguimos viaje con destino a Tucumán,
previo paso por Catamarca. Este tramo merece destacarse porque allí nos agarró
la lluvia, donde no sólo nos mojamos sino que casi nos lleva la corriente en
una avenida inundada, incluyendo un serio riesgo de ser asaltados por bandidos
que estaban al acecho ante las victimas de estos desastres naturales.
Asimismo, superamos el incidente y pernoctamos en un cómodo alojamiento del ACA. Cabe
recordar que recorrimos la ciudad con la imperdible visita a la histórica Casa
de Tucumán.
El viernes 25, rumbeamos para Humahuaca, etapa
prevista.
Aquí cabe señalar que ocurrió un incidente que
pudo haber frustrado parcialmente el viaje. Sucedió que al llegar a la
provincia de Jujuy yo quise conocer la obra de Milagro Sala en El alto Comedero
y entré al barrio sin haberlo consensuado con mi compañero, a este no le gustó
y no me siguió, lo cual representó que él siguió viaje adelante y yo pensando
que estaba atrás lo esperé vanamente incluyendo infructuosas llamadas por teléfono.
Decidí seguir, con la idea de que si no nos volvíamos a encontrar yo haría el
viaje hasta Villazón y volvía.
Así las cosas, cuando estaba saliendo de la
ciudad de San Salvador de Jujuy empezaron a caer una gotas de lluvia por lo que
decidí detenerme para ponerme el equipo de lluvia y de paso tratar de
contactarme con mi compañero. Estaba en eso cuando llegó un grupo de moteros
que también se detuvo por la lluvia. Este incidente produjo que se sumaran una
veintena de aventureros con los cuales intercambiamos impresiones de nuestros
respectivos viajes. Ocasionando un inesperado espectáculo para los
automovilistas que nos miraban con curiosidad.
Como la lluvia no cesaba decidimos
continuar a pesar de que había que
cruzar un cerro donde siempre hay niebla, lo cual sumado a la lluvia hacía muy
difícil avanzar. Asimismo avanzamos a marcha muy lenta porque con la niebla, el
visor del casco empañado, más la lluvia era como caminar a ciegas.
Gracias a Dios, después de un tiempo incierto
superamos el trance llegando a un bello paraje llamado Tumbayá, donde ya había
salido el sol. Allí respiramos y logramos relajarnos un poco. En eso estábamos
cuando recibo una llamada de mi compañero que estaba en la localidad cercana,
es decir Tilcara. Le pedí que me espere y así continuar juntos hasta el fin de
la etapa que era en Humahuaca.
Una hora más tarde estábamos en esa meta. Allí
conseguimos alojamiento en una casa de familia que lo ofrecía a muy bajo costo
y con aceptables comodidades.
Mi compañero me propuso que allí descansáramos
un día, lo cual acepté ya que era muy razonable para conocer el pueblo que por
cierto es muy bonito.
Ese día mi compañero fue a visitar el Cerro de
14 colores y yo fui a la pequeña ciudad, muy bonita con sus estrechas y empinadas
calles y refredadas por sus tipicas construcciones de adobe, su plaza muy
sombreada y acogedora. Todo a la vera de un colorido río de de rosadas arenas.
Por la tarde fuimos a un paraje denominado
Chorrillo donde se realizaba un festival del maíz, muy entretenido con música,
baile y comidas típicas de la región.
Después de este provechoso descanso, el día 26,
salimos con rumbo a Potosí. Así continuamos disfrutando de bellísimos paisajes
siempre rodeado de valles y montañas de diversos colores penetrando ese espacio
con su hiriente viento seco y polvoroso dibujando curvas con acensos y descensos
muy placenteros.
Con esas sensaciones llegamos a la Quiaca
previo paso por varios parajes y el pueblo de Abrapampa, un pueblo apropiado
escenario para una película epica.
En la Quiaca cargamos combustible, retiramos
unos pesos del banco Nación y habilitamos la tarjeta de debito para uso
externo, almorzamos en un comedor comunitario con aires de pueblo boliviano.
Pasamos la frontera ingresando a Villazon, engorroso
tramite de aduana y nos dirigimos a cambiar dinero para uso en el vecino país.
Acto seguido continuamos la marcha con un leve
cambio de paisaje.
Así, después de unos cien kilómetros arribamos
a un poblado llamado Zupiza donde cargamos combustible comprobando su precio,
el cual no difería mucho con respecto al de nuestro país si se respetaban las
reglas impuestas para los extranjeros, esto es: 3 ,5 bolivianos para los
locales y 8,68 bolivianos para extranjeros. Aunque hubo casos que nos cobraron
un valor intermedio.
De allí
en adelante empezamos a ver un cambio de paisaje en cuando al tipo de vivienda
las cuales son de adobe con techos de paja y siempre rodeadas de majadas de cabras y llamas y
pastores/as con sus tipicos atuendos.
Después de pasar varios caseríos similares le
propuse a mi compañero que acortáramos la etapa porque no llegaríamos de día al
destino programado y podría resultar peligrosa la ruta viajando de noche porque
había muchos animales sueltos. Aceptada la propuesta, llegamos a un pueblo
llamado Cotagoitía. Allí conseguimos alojamiento, muy humilde y a un bajísimo precio. ($25 arg. c/u).
Ya mostraré fotos de este lugar. Asimismo les
cuento: En este punto hay una parada importante de colectivos y combis, hay
comedores, uno al lado de otro, donde el menú consiste de un plato casi único:
pollo, arroz y sopa, sin bebidas alcoholicas. Todo muy barato comparado con los
precios de nuestro país. ($22.- arg.)
Siendo día domingo había una feria callejera
donde las mujeres vendedoras trabajan sentadas en el piso con sus clásica
vestimenta colla. Allí se puede comprar de todo, desde coca para coquear hasta
comidas, frutas, verduras, pasando por ropa, ferretería, billuteria y cuando
objeto se necesite. Esta feria se prolonga por unos seiseintos metros en todo
lo ancho de sus calles.
Siendo ya lunes, continuamos el viaje previo
desayuno de café con torta frita servido en la calle.
De allí en adelante el camino se hace muy
sinuoso, siempre faldeando los cerros que parecen no terminar nunca, por suerte con una buena
ruta. Obra de Evo.
Así, después de recorrer unos 200km llegamos a Potosí,
un lugar impactante con una ciudad que parece colgada de los cerros con sus
vientres abiertos por los mineros que vierten allí sus vidas en busca de la
plata y otros minerales para que otros se enriquezcan.
Allí sentí que valía la pena haber recorrido el
arduo camino, pues pude presenciar la historia en sus edificios coloniales
desde donde brotan energías centenarias de tanta vida quemada, con placer para
algunos y dolor para tantos. Pudiendo
olerse la sangre derramada por la ambición de la riqueza.
Allí sacamos fotos, buscamos infructuosamente
“el parabrisa para mi moto”, luego almorzamos en un restaurante chino, bueno y
barato como ya era costumbre.
Sin más pausa seguimos viaje, hacia el próximo
objetivo distante 200km, llamado Challapata, otra población de características propias de lugares semidesérticos.
Ciudad
que vive de la explotación de la quínoa principalmente, aparte del maíz y el
ganado.
En ese lugar pernoctamos en un lindo hotel a
precio muy acomodado. Luego salimos a cenar esta vez con un menú de pollo a las
brazas y cerveza.
De aquí salimos ya con destino a la última
etapa de ida: La Paz.
Teníamos que recorrer 300km previo paso por la
ciudad de Oruro distante 100km.
Vale destacar que Oruro es una importante
ciudad que también se nutre de la actividad minera.
Allí probamos sacar dinero boliviano del
cajero, cosa que logramos sin inconvenientes al tiempo que cargamos combustible
y seguimos viaje hasta el próximo poblado llamado Caracollo donde almorzamos en
un humilde comedor y muy satisfactoriamente.
Desde esta ciudad continuamos camino por una
linda autopista hasta el destino final, La Paz.
Allí llegamos sin problemas a media tarde. Esta
llegada tuvo el principal ingrediente de haber logrado el objetivo y conocer
por mi parte una ciudad muy particular, situada en un “pozo” todo rodeado de
viviendas de rojos ladrillos. Impactante.
Como era costumbre, principal objetivo, buscar
alojamiento. Esta tarea fue engorrosa porque primero nos mandaron a un hotel
muy lujoso cuyo precio estaba muy lejos de nuestro presupuesto, pero cuando estábamos
en eso apareció un argentino muy servicial que nos mandó a un hotel bien ubicado,
con comodidades aceptables y a un precio al alcance de nuestro presupuesto.
Resuelto este problema, decidimos quedarnos un
día más allí.
Ese día de paseo lo dedicamos (por última vez)
a buscar el parabrisas, que no encontramos y caminar por las escarpadas calles
con sus veredas repletas de puestos de
ventas de todo tipo de artículos, todo muy barato, al punto que uno lamentaba
andar en moto sin posibilidades de traer nada ya que no teníamos lugar y lo más
conveniente para adquirir era la ropa que hace mucho volumen.
Vale contar que todo está sectorizado de modo
que la carne se vende en un sector, la verdura en otro, los electrónicos en
otro, la indumentaria en otro y así sucesivamente.
Otro detalle curioso es que no había mal olor,
ya que todo estaba muy limpio no habiendo basura a la vista y disponía de uno
dos baños públicos por cuadra los cuales son impecables de limpios.
Asimismo, hay un espacio en la parte más baja
que es ocupado por la administración del gobierno Nacional, ese espacio es de
un nivel edilicio muy bello y similar al de importantes ciudades de nuestra América.
Otro detalle significativo son los medios de
transporte de la población, se trata de las famosos combis que parecen hormigas
en el borde de un hormiguero, este tipo de vehículo prevalece en forma
absoluta, ya que hay muy pocos vehículos particulares ya sean autos o motos.
Esta forma de movilización se impone debido a
lo escarpado del camino que une el Al Alto con el centro de la ciudad, para
darse una una idea un micro urbano normal no puede doblar en las sinuosidades
de esos caminos y es menester subir en primera.
Por otro lado el precio del pasaje es muy bajo:
$3.- arg. Además está transporte aéreo
mediante dos líneas de Teleféricos que suben y bajan del cerro a la ciudad en
escasos minutos llevando 6 pasajeros por vez a un precio de $6.- arg.
Otro detalle: En Bolivia una garrafa de 10kg
cuesta $12.- arg. Una persona puede almorzar y cenar en comedor por $45.- arg.
La energía eléctrica es muy barata también.
El gobierno de Evo Morales es un modelo de
bienestar social con crecimiento en todos los sectores. La gente cuenta que año a año se nota un crecimiento notable.
La seguridad no es un problema, salvo raras
excepciones. Tanto que las vendedores se duermen en sus puestos de trabajo y
nadie toca lo que no es suyo.
Talvez no pudimos disfrutar mejor esa breve
estadía debido a la altura de 4000m s.n.m, ya que eso hace notable la falta de
oxigeno. Dicen que después de una semana uno se acostumbra.
REGRESO
Jueves 31 de marzo, momento de emprender el
regreso. Esto no fue facil, ya que salir del bajo al Alto es absolutamente
estresante, hay que seguir el ritmo del transito subiendo por el elevado y
sinuoso camino donde uno no puede distraerse un instante. Son pocos minutos
pero parecen horas. Por suerte todo salió bien. Llegamos a la llanura.
Allí paramos a cambiar el aceite a las motos y
cargar combustible. Un café y en marcha.
Esta marcha por una cómoda autopista que une La
Paz con Oruro sólo se vio limitada por un control de velocidad que no nos
permitía andar a más de 80km /h. aunque
todos parecían superarla y nosotros al final también.
Después de recorrer los 200km llegamos a Oruro,
almorzamos y continuamos los siguientes 110 km hasta Challapata donde nos
esperaba el hotel que ya conocíamos.
Así llegamos a cumplir esta primera etapa del
regreso, sin problemas. Nos instalamos y salimos a caminar por las polvorientas
calles del pueblo hasta la hora de la cena.
El viernes 1 de abril nos vio salir rumbo a
Cotagaita, etapa de montaña con interminables cerros y cañones, lo que hace que
uno no tiene lugar para aburrirse y que exige mucho cuidado pues un error puede
ser fatal ya que despeñarse allí es la muerte misma.
Todo este recorrido vestido de partes
cultivadas con maíz, quínoa, explotación minera, cañadas con ríos que dan lugar
a plantaciones de frutales y huertas, llamas, ovejas y tranquilos pastores
rodean esta ruta. Paisaje inolvidable, para decir gracias a la vida que me
permitió sentirlo. Mis 70 años se volvieron sin tiempo ya que mi corazón estaba
tan vivo como en mis mejores momentos.
En ese estado llegamos a un pueblo llamado
Tumusla compuesto de un reducido caserío pero con una historia significativa
para nuestra intensa América del sur. En es momento se estaba celebrando el 191
aniversario de la “Batalla de Tumusla”. Donde puede verse una placa que reza:
“AQUÍ EN TUMUSLA TERMINO EL DOMNIO ESPAÑOL.
AQUÍ FUE SELLADA LA INDEPENDENCIA DEL ALTO
PERÚ.
HONOR Y GRATITUD A LOS VENCEDORES DE TUMUSLA.
HOMENAJE A LA SOCIEDAD GEOGRAFICA Y DE HISTORIA
“POTOSÍ”
TUMUSLA 1º DE ABRIL.
1825-2016.-
Fue conmovedor participar de semejante evento
donde se realizaba una feria con bailes tradicionales convenientemente regados
con los licores de la zona.
Valió la pena detenerse en ese festejo ya que
fuimos muy bien recibidos y aprendimos algo más de nuestra historia americana.
Lamentando tener que dejar esa bella fiesta,
seguimos nuestro viaje hasta Cotagaita.
Sin problemas llegamos a ese destino donde
salimos a recorrer esa localidad y descubrir rasgos interesantes de su historia.
Después cenar y probar una virtuosa bebida que
habíamos comprado en la feria de Tumusla.
Sábado 2 de abril, emprendemos el regreso
desandando el último tramo en tierra boliviana. Así fuimos dejando para el
recuerdo esos notables paisajes.
En Zupiza cargamos combustible y seguimos
camino pasando por el último tramo de montaña.
Luego el camino se aplana y empieza la
sensación del trashumante cuando uno empieza a sentir que deja un territorio
con una cultura diferente a la propia.
Así llegamos a la Ciudad de Villazón donde
adquirimos algunos productos para terminar de gastar el dinero boliviano que
nos quedaba.
Luego el cruce de la frontera, papeleo, revisión
del equipaje pasado por el escáner y entrada a suelo argentino.
Mediodía, almuerzo en el comedor comunitario y
partida continuando el regreso con destino a Humahuaca o Tilcara.
Sin problemas llegamos a este último lugar pero
decidimos extender la etapa hasta la ciudad de Jujuy. Esto lo decidimos después
de averiguar sobre el estado del tiempo en ese cerro donde siempre llueve o hay
niebla y donde lo experimentamos en el viaje de ida.
Resuelto esto favorablemente llegamos a la
ciudad de Jujuy sin problemas y nos dedicamos a buscar alojamiento en el limite
del día. Por suerte encontramos un buen lugar en el hotel Purmamarca, donde
pudimos guardar las motos. Luego salimos a comer una pizza muy rica y apareció
la lluvia, eso no impidió nuestra cena solo que quedamos con la preocupación de
ese clima para el día siguiente.
Domingo 3 de abril, con tiempo inestable
salimos rumbo a Las Termas de Río Hondo por la ruta 9.
Esto no me lo imaginaba esa ruta a la altura de
la provincia de Salta es algo propicio para los amantes de la aventura: camino
estrecho de 4 m de ancho cerradamente sinuoso con reiteradas curvas
donde se permite el paso de un solo vehiculo, siempre entre precipicios
que uno desde la conducción de la moto no alcanza a dimensionar, sólo se ve que
mirando para arriba la montaña no tiene fin y mirando para abajo el precipicio
no tien fondo.
Esto condimentado con algunos derrumbes y la
amenaza de lluvia constante. Adrenalina a full.
Pero como todo tiene fin, el periplo terminó,
luego de pasar por unos poblados turísticos y un poco de llanura llegamos a la ciudad de
Salta. Allí tuvimos que dar alguna vueltas demás hasta encontrar la salida a la
ruta que nos llevaría a La Termas.
Así llegamos al mediodía a la ciudad de Metán
donde almorzamos, siempre con el cielo cubierto con expectativa de lluvia.
Asumiendo lo que pudiera venir, salimos hacia
la meta de ese día.
Rato después pasamos nuevamente por la ciudad
de Tucumán, deteniéndonos sólo a cargar combustible.
Sin inconvenientes a marcha movida de 120km/h
no tardamos mucho en llegar a Las Termas, pero varios Km antes se veía una
interminable caravana de vehículos que regresaban de la carrera de GP que se
estuvo desarrollando en el autodromo de las Termas.
Lo que no esperábamos era que nos
encontraríamos con un tapón a la salida del ese autodromo. Debido a eso tuvimos
que esperar como una hora para cruzar esa salida y luego seguir a un ritmo de
paso de hombre hasta el centro de Las Termas. Allí comenzó otra historia, pues
había miles de motos y autos que no avanzaban, parecía un blokeo típico de
paros en las grandes ciudades.
En esta circunstancia nos perdimos de vista con
mi compañero. Por mi parte lo único que
podía hacer era seguir dentro de las posibilidades que había.
Por supuesto que hubo un momento que la ancha
caravana empezó a moverse y poco a poco fue adquiriendo velocidad.
Me paré a un costado intenté llamar a mi
compañero y me había quedado sin batería en el celu.
Ya fuera de la ciudad sólo me quedaba ir para
adelante hacia la ciudad de Santiago del Estero.
Para eso y era de noche y me encolumné en esa
infinita caravana de motos y autos que llevaban ese destino.
Empezó una leve llovizna y por suerte llegué a destino sin mojarme casi.
Busqué hospedaje, pregunté y un buen hombre me
indicó un lugar que me resultó muy apropiado para mi presupuesto.
Pedí un delivery liviano, me di un baño
descargué la tarjeta con la filmación del día y a dormir.
Antes le dejé un mensaje a mi compañero diciéndole
donde estaba y cual era mi camino futuro.
Lunes 3 de abril, el día amaneció caluroso con
una suave lluvia, debido a lo cual me calcé
el equipo de lluvia y partí rumbo a mi casa.
No fue fácil, la lluvia tiene dos problemas
para las motos, el piso mojado no da seguridad y como agregado la visibilidad
se reduce notoriamente.
Así caminé durante 3 horas hasta que se despejó
y me dio un lindo alivio.
A todo esto el trayecto estuvo nutrido por una
permanente circulación de motos, tanto que en cada parada había no menos de 20
motos, la mayoría poderosos trail de más de mil cm3. con una rueda el doble de
ancho de mi noble Rouser 200ns.
Era una enorme ventaja que tenían estos
afortunados viajeros ya que esas motos cuentan con abs y las cubiertas tan
anchar dan mucho mas estabilidad.
Pero bueno, yo feliz con mi fierrito que me
permitió realizar estos 4800km en un inolvidable viaje.
Al mediodía, llegué a Quilino donde almorcé en
un comedor de camioneros muy amigable que me perimitió conversar con esa gente
que vive en las rutas.
De allí, último tramo pasando por Dean
Funes-Cruz de Eje- Villa de Soto y ruta 15 por
San Carlos Minas-Salsacate- Panaholma- Pocho y, ya como si hubiera
llegado: Cura Brochero, Mina Clavero y allí sólo faltaba un envión.
Entero, sano y salvo y en estado de seguir
andando, llegué a mi casa desde donde había salido 12 días antes.
GRACIAS A LA VIDA!!!
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