viernes, 22 de abril de 2016

VIAJE A LA PAZ. BOLIVIA

Ante todo debo recordar que para emprender este viaje hice la prueba realizando un periplo por la ciudad de San Juan- Jachal- Valle de la Luna- Talampaya y regreso por la provincia de La Rioja. En total 1200 km. Ese viaje para mí fue una prueba de la cual salí muy satisfecho.

Con esta experiencia me animé  a emprender este viaje  de 4800 km a mis 70 años recién cumplidos.
Para ello encontré un compañero 14 años menor que yo y muy hábil en la motocicleta, amen de que conocía La Paz.

Así las cosas, nos equipamos con pertrechos para acampar por si fuera necesario y partimos el día 23 de marzo de 2016 a las 10 hs. rumbo a La Rioja, primera etapa de 416 km. Tramo realizado sin problemas con una parada para almorzar en Serrezuela, llegando a ese destino a media tarde buscamos una casa de accesorios para motos a fin  de adquirir un parabrisas para mi moto, cosa que no conseguimos y a continuación  un alojamiento, el cual logramos en un Hostal muy cómodo, allí cenamos, descansamos y a la mañana siguiente (24/703/16) seguimos viaje con destino a Tucumán, previo paso por Catamarca. Este tramo merece destacarse porque allí nos agarró la lluvia, donde no sólo nos mojamos sino que casi nos lleva la corriente en una avenida inundada, incluyendo un serio riesgo de ser asaltados por bandidos que estaban al acecho ante las victimas de estos desastres naturales.
Asimismo, superamos el incidente y pernoctamos  en un cómodo alojamiento del ACA. Cabe recordar que recorrimos la ciudad con la imperdible visita a la histórica Casa de Tucumán.

El viernes 25, rumbeamos para Humahuaca, etapa prevista.
Aquí cabe señalar que ocurrió un incidente que pudo haber frustrado parcialmente el viaje. Sucedió que al llegar a la provincia de Jujuy yo quise conocer la obra de Milagro Sala en El alto Comedero y entré al barrio sin haberlo consensuado con mi compañero, a este no le gustó y no me siguió, lo cual representó que él siguió viaje adelante y yo pensando que estaba atrás lo esperé vanamente incluyendo infructuosas llamadas por teléfono. Decidí seguir, con la idea de que si no nos volvíamos a encontrar yo haría el viaje hasta Villazón y volvía.
Así las cosas, cuando estaba saliendo de la ciudad de San Salvador de Jujuy empezaron a caer una gotas de lluvia por lo que decidí detenerme para ponerme el equipo de lluvia y de paso tratar de contactarme con mi compañero. Estaba en eso cuando llegó un grupo de moteros que también se detuvo por la lluvia. Este incidente produjo que se sumaran una veintena de aventureros con los cuales intercambiamos impresiones de nuestros respectivos viajes. Ocasionando un inesperado espectáculo para los automovilistas que nos miraban con curiosidad.
Como la lluvia no cesaba decidimos continuar  a pesar de que había que cruzar un cerro donde siempre hay niebla, lo cual sumado a la lluvia hacía muy difícil avanzar. Asimismo avanzamos a marcha muy lenta porque con la niebla, el visor del casco empañado, más la lluvia era como caminar a ciegas.
Gracias a Dios, después de un tiempo incierto superamos el trance llegando a un bello paraje llamado Tumbayá, donde ya había salido el sol. Allí respiramos y logramos relajarnos un poco. En eso estábamos cuando recibo una llamada de mi compañero que estaba en la localidad cercana, es decir Tilcara. Le pedí que me espere y así continuar juntos hasta el fin de la etapa que era en Humahuaca.
Una hora más tarde estábamos en esa meta. Allí conseguimos alojamiento en una casa de familia que lo ofrecía a muy bajo costo y con aceptables comodidades.
Mi compañero me propuso que allí descansáramos un día, lo cual acepté ya que era muy razonable para conocer el pueblo que por cierto es muy bonito.
Ese día mi compañero fue a visitar el Cerro de 14 colores y yo fui a la pequeña ciudad, muy bonita con sus estrechas y empinadas calles y refredadas por sus tipicas construcciones de adobe, su plaza muy sombreada y acogedora. Todo a la vera de un colorido río de de rosadas arenas.
Por la tarde fuimos a un paraje denominado Chorrillo donde se realizaba un festival del maíz, muy entretenido con música, baile y comidas típicas de la región.

Después de este provechoso descanso, el día 26, salimos con rumbo a Potosí. Así continuamos disfrutando de bellísimos paisajes siempre rodeado de valles y montañas de diversos colores penetrando ese espacio con su hiriente viento seco y polvoroso dibujando curvas con acensos y descensos muy placenteros.
Con esas sensaciones llegamos a la Quiaca previo paso por varios parajes y el pueblo de Abrapampa, un pueblo apropiado escenario para una película epica.

En la Quiaca cargamos combustible, retiramos unos pesos del banco Nación y habilitamos la tarjeta de debito para uso externo, almorzamos en un comedor comunitario con aires de pueblo boliviano.
Pasamos la frontera ingresando a Villazon, engorroso tramite de aduana y nos dirigimos a cambiar dinero para uso en el vecino país.
Acto seguido continuamos la marcha con un leve cambio de paisaje.

Así, después de unos cien kilómetros arribamos a un poblado llamado Zupiza donde cargamos combustible comprobando su precio, el cual no difería mucho con respecto al de nuestro país si se respetaban las reglas impuestas para los extranjeros, esto es: 3 ,5 bolivianos para los locales y 8,68 bolivianos para extranjeros. Aunque hubo casos que nos cobraron un valor intermedio.

 De allí en adelante empezamos a ver un cambio de paisaje en cuando al tipo de vivienda las cuales son de adobe con techos de paja y siempre  rodeadas de majadas de cabras y llamas y pastores/as con sus tipicos atuendos.
Después de pasar varios caseríos similares le propuse a mi compañero que acortáramos la etapa porque no llegaríamos de día al destino programado y podría resultar peligrosa la ruta viajando de noche porque había muchos animales sueltos. Aceptada la propuesta, llegamos a un pueblo llamado Cotagoitía. Allí conseguimos alojamiento, muy humilde  y a un bajísimo precio. ($25 arg. c/u).
Ya mostraré fotos de este lugar. Asimismo les cuento: En este punto hay una parada importante de colectivos y combis, hay comedores, uno al lado de otro, donde el menú consiste de un plato casi único: pollo, arroz y sopa, sin bebidas alcoholicas. Todo muy barato comparado con los precios de nuestro país. ($22.- arg.)
Siendo día domingo había una feria callejera donde las mujeres vendedoras trabajan sentadas en el piso con sus clásica vestimenta colla. Allí se puede comprar de todo, desde coca para coquear hasta comidas, frutas, verduras, pasando por ropa, ferretería, billuteria y cuando objeto se necesite. Esta feria se prolonga por unos seiseintos metros en todo lo ancho de sus calles.
Siendo ya lunes, continuamos el viaje previo desayuno de café con torta frita servido en la calle.
De allí en adelante el camino se hace muy sinuoso, siempre faldeando los cerros que parecen  no terminar nunca, por suerte con una buena ruta. Obra de Evo.
Así, después de recorrer unos 200km llegamos a Potosí, un lugar impactante con una ciudad que parece colgada de los cerros con sus vientres abiertos por los mineros que vierten allí sus vidas en busca de la plata y otros minerales para que otros se enriquezcan.

Allí sentí que valía la pena haber recorrido el arduo camino, pues pude presenciar la historia en sus edificios coloniales desde donde brotan energías centenarias de tanta vida quemada, con placer para algunos  y dolor para tantos. Pudiendo olerse la sangre derramada por la ambición de la riqueza.

Allí sacamos fotos, buscamos infructuosamente “el parabrisa para mi moto”, luego almorzamos en un restaurante chino, bueno y barato como ya era costumbre.
Sin más pausa seguimos viaje, hacia el próximo objetivo distante 200km, llamado Challapata, otra población de características  propias de lugares semidesérticos.
 Ciudad que vive de la explotación de la quínoa principalmente, aparte del maíz y el ganado.
En ese lugar pernoctamos en un lindo hotel a precio muy acomodado. Luego salimos a cenar esta vez con un menú de pollo a las brazas y cerveza.

De aquí salimos ya con destino a la última etapa de ida: La Paz.
Teníamos que recorrer 300km previo paso por la ciudad de Oruro distante 100km.
Vale destacar que Oruro es una importante ciudad que también se nutre de la actividad minera.
Allí probamos sacar dinero boliviano del cajero, cosa que logramos sin inconvenientes al tiempo que cargamos combustible y seguimos viaje hasta el próximo poblado llamado Caracollo donde almorzamos en un humilde comedor y muy satisfactoriamente.

Desde esta ciudad continuamos camino por una linda autopista hasta el destino final, La Paz.
Allí llegamos sin problemas a media tarde. Esta llegada tuvo el principal ingrediente de haber logrado el objetivo y conocer por mi parte una ciudad muy particular, situada en un “pozo” todo rodeado de viviendas de rojos ladrillos. Impactante.
Como era costumbre, principal objetivo, buscar alojamiento. Esta tarea fue engorrosa porque primero nos mandaron a un hotel muy lujoso cuyo precio estaba muy lejos de nuestro presupuesto, pero cuando estábamos en eso apareció un argentino muy servicial que nos mandó a un hotel bien ubicado, con comodidades aceptables y a un precio al alcance de nuestro presupuesto.
Resuelto este problema, decidimos quedarnos un día más allí.

Ese día de paseo lo dedicamos (por última vez) a buscar el parabrisas, que no encontramos y caminar por las escarpadas calles con sus veredas repletas de puestos  de ventas de todo tipo de artículos, todo muy barato, al punto que uno lamentaba andar en moto sin posibilidades de traer nada ya que no teníamos lugar y lo más conveniente para adquirir era la ropa que hace mucho volumen.
Vale contar que todo está sectorizado de modo que la carne se vende en un sector, la verdura en otro, los electrónicos en otro, la indumentaria en otro y así sucesivamente.
Otro detalle curioso es que no había mal olor, ya que todo estaba muy limpio no habiendo basura a la vista y disponía de uno dos baños públicos por cuadra los cuales son impecables de limpios.

Asimismo, hay un espacio en la parte más baja que es ocupado por la administración del gobierno Nacional, ese espacio es de un nivel edilicio muy bello y similar al de importantes ciudades de nuestra América.

Otro detalle significativo son los medios de transporte de la población, se trata de las famosos combis que parecen hormigas en el borde de un hormiguero, este tipo de vehículo prevalece en forma absoluta, ya que hay muy pocos vehículos particulares ya sean autos o motos.
Esta forma de movilización se impone debido a lo escarpado del camino que une el Al Alto con el centro de la ciudad, para darse una una idea un micro urbano normal no puede doblar en las sinuosidades de esos caminos y es menester subir en primera.
Por otro lado el precio del pasaje es muy bajo: $3.- arg.  Además está transporte aéreo mediante dos líneas de Teleféricos que suben y bajan del cerro a la ciudad en escasos minutos llevando 6 pasajeros por vez a un precio de $6.- arg.

Otro detalle: En Bolivia una garrafa de 10kg cuesta $12.- arg. Una persona puede almorzar y cenar en comedor por $45.- arg. La energía eléctrica es muy barata también.

El gobierno de Evo Morales es un modelo de bienestar social con crecimiento en todos los sectores. La gente cuenta  que año a año se nota un crecimiento notable.
La seguridad no es un problema, salvo raras excepciones. Tanto que las vendedores se duermen en sus puestos de trabajo y nadie toca lo que no es suyo.

Talvez no pudimos disfrutar mejor esa breve estadía debido a la altura de 4000m s.n.m, ya que eso hace notable la falta de oxigeno. Dicen que después de una semana uno se acostumbra.

REGRESO

Jueves 31 de marzo, momento de emprender el regreso. Esto no fue facil, ya que salir del bajo al Alto es absolutamente estresante, hay que seguir el ritmo del transito subiendo por el elevado y sinuoso camino donde uno no puede distraerse un instante. Son pocos minutos pero parecen horas. Por suerte todo salió bien. Llegamos a la llanura.
Allí paramos a cambiar el aceite a las motos y cargar combustible. Un  café y en  marcha.
Esta marcha por una cómoda autopista que une La Paz con Oruro sólo se vio limitada por un control de velocidad que no nos permitía andar a más de 80km /h.  aunque todos parecían superarla y nosotros al final también.
Después de recorrer los 200km llegamos a Oruro, almorzamos y continuamos los siguientes 110 km hasta Challapata donde nos esperaba el hotel que ya conocíamos.
Así llegamos a cumplir esta primera etapa del regreso, sin problemas. Nos instalamos y salimos a caminar por las polvorientas calles del pueblo hasta la hora de la cena.

El viernes 1 de abril nos vio salir rumbo a Cotagaita, etapa de montaña con interminables cerros y cañones, lo que hace que uno no tiene lugar para aburrirse y que exige mucho cuidado pues un error puede ser fatal ya que despeñarse allí es la muerte misma.
Todo este recorrido vestido de partes cultivadas con maíz, quínoa, explotación minera, cañadas con ríos que dan lugar a plantaciones de frutales y huertas, llamas, ovejas y tranquilos pastores rodean esta ruta. Paisaje inolvidable, para decir gracias a la vida que me permitió sentirlo. Mis 70 años se volvieron sin tiempo ya que mi corazón estaba tan vivo como en mis mejores momentos.

En ese estado llegamos a un pueblo llamado Tumusla compuesto de un reducido caserío pero con una historia significativa para nuestra intensa América del sur. En es momento se estaba celebrando el 191 aniversario de la “Batalla de Tumusla”. Donde puede verse una placa que reza: “AQUÍ EN TUMUSLA TERMINO EL DOMNIO ESPAÑOL.
AQUÍ FUE SELLADA LA INDEPENDENCIA DEL ALTO PERÚ.
HONOR Y GRATITUD A LOS VENCEDORES DE TUMUSLA.
HOMENAJE A LA SOCIEDAD GEOGRAFICA Y DE HISTORIA
“POTOSÍ”
TUMUSLA 1º DE ABRIL.
1825-2016.-

Fue conmovedor participar de semejante evento donde se realizaba una feria con bailes tradicionales convenientemente regados con los licores de la zona.
Valió la pena detenerse en ese festejo ya que fuimos muy bien recibidos y aprendimos algo más de nuestra historia americana.

Lamentando tener que dejar esa bella fiesta, seguimos nuestro viaje hasta Cotagaita.
Sin problemas llegamos a ese destino donde salimos a recorrer esa localidad y descubrir rasgos interesantes de su historia.
Después cenar y probar una virtuosa bebida que habíamos comprado en la feria de Tumusla.

Sábado 2 de abril, emprendemos el regreso desandando el último tramo en tierra boliviana. Así fuimos dejando para el recuerdo esos notables paisajes.
En Zupiza cargamos combustible y seguimos camino pasando por el último tramo de montaña.
Luego el camino se aplana y empieza la sensación del trashumante cuando uno empieza a sentir que deja un territorio con una cultura diferente a la propia.
Así llegamos a la Ciudad de Villazón donde adquirimos algunos productos para terminar de gastar el dinero boliviano que nos quedaba.
Luego el cruce de la frontera, papeleo, revisión del equipaje pasado por el escáner y entrada a suelo argentino.
 Mediodía, almuerzo en el comedor comunitario y partida continuando el regreso con destino a Humahuaca o Tilcara.
Sin problemas llegamos a este último lugar pero decidimos extender la etapa hasta la ciudad de Jujuy. Esto lo decidimos después de averiguar sobre el estado del tiempo en ese cerro donde siempre llueve o hay niebla y donde lo experimentamos en el viaje de ida.
Resuelto esto favorablemente llegamos a la ciudad de Jujuy sin problemas y nos dedicamos a buscar alojamiento en el limite del día. Por suerte encontramos un buen lugar en el hotel Purmamarca, donde pudimos guardar las motos. Luego salimos a comer una pizza muy rica y apareció la lluvia, eso no impidió nuestra cena solo que quedamos con la preocupación de ese clima para el día siguiente.

Domingo 3 de abril, con tiempo inestable salimos rumbo a Las Termas de Río Hondo por la ruta 9.
Esto no me lo imaginaba esa ruta a la altura de la provincia de Salta es algo propicio para los amantes de la aventura: camino estrecho de 4 m de ancho cerradamente sinuoso con reiteradas  curvas  donde se permite el paso de un solo vehiculo, siempre entre precipicios que uno desde la conducción de la moto no alcanza a dimensionar, sólo se ve que mirando para arriba la montaña no tiene fin y mirando para abajo el precipicio no tien fondo.
Esto condimentado con algunos derrumbes y la amenaza de lluvia constante. Adrenalina a full.
Pero como todo tiene fin, el periplo terminó, luego de pasar por unos poblados turísticos y  un poco de llanura llegamos a la ciudad de Salta. Allí tuvimos que dar alguna vueltas demás hasta encontrar la salida a la ruta que  nos llevaría a La Termas.
Así llegamos al mediodía a la ciudad de Metán donde almorzamos, siempre con el cielo cubierto con expectativa de lluvia.
Asumiendo lo que pudiera venir, salimos hacia la meta de ese día.
Rato después pasamos nuevamente por la ciudad de Tucumán, deteniéndonos sólo a cargar combustible.
Sin inconvenientes a marcha movida de 120km/h no tardamos mucho en llegar a Las Termas, pero varios Km antes se veía una interminable caravana de vehículos que regresaban de la carrera de GP que se estuvo desarrollando en el autodromo de las Termas.
Lo que no esperábamos era que nos encontraríamos con un tapón a la salida del ese autodromo. Debido a eso tuvimos que esperar como una hora para cruzar esa salida y luego seguir a un ritmo de paso de hombre hasta el centro de Las Termas. Allí comenzó otra historia, pues había miles de motos y autos que no avanzaban, parecía un blokeo típico de paros en las grandes ciudades.
En esta circunstancia nos perdimos de vista con mi compañero. Por  mi parte lo único que podía hacer era seguir dentro de las posibilidades que había.
Por supuesto que hubo un momento que la ancha caravana empezó a moverse y poco a poco fue adquiriendo velocidad.
Me paré a un costado intenté llamar a mi compañero y me había quedado sin batería en el celu.
Ya fuera de la ciudad sólo me quedaba ir para adelante hacia la ciudad de Santiago del Estero.
Para eso y era de noche y me encolumné en esa infinita caravana de motos y autos que llevaban ese destino.
Empezó una leve llovizna y por suerte  llegué a destino sin mojarme casi.
Busqué hospedaje, pregunté y un buen hombre me indicó un lugar que me resultó muy apropiado para mi presupuesto.
Pedí un delivery liviano, me di un baño descargué la tarjeta con la filmación del día y a dormir.
Antes le dejé un mensaje a mi compañero diciéndole donde estaba y cual era mi camino futuro.

Lunes 3 de abril, el día amaneció caluroso con una suave lluvia, debido a lo cual me calcé  el equipo de lluvia y partí rumbo a mi casa.
No fue fácil, la lluvia tiene dos problemas para las motos, el piso mojado no da seguridad y como agregado la visibilidad se reduce notoriamente.
Así caminé durante 3 horas hasta que se despejó y me dio un lindo alivio.
A todo esto el trayecto estuvo nutrido por una permanente circulación de motos, tanto que en cada parada había no menos de 20 motos, la mayoría poderosos trail de más de mil cm3. con una rueda el doble de ancho de mi noble Rouser 200ns.
Era una enorme ventaja que tenían estos afortunados viajeros ya que esas motos cuentan con abs y las cubiertas tan anchar dan mucho mas estabilidad.
Pero bueno, yo feliz con mi fierrito que me permitió realizar estos 4800km en un inolvidable viaje.
Al mediodía, llegué a Quilino donde almorcé en un comedor de camioneros muy amigable que me perimitió conversar con esa gente que vive en las rutas.

De allí, último tramo pasando por Dean Funes-Cruz de Eje- Villa de Soto y ruta 15 por  San Carlos Minas-Salsacate- Panaholma- Pocho y, ya como si hubiera llegado: Cura Brochero, Mina Clavero y allí sólo faltaba un envión.
Entero, sano y salvo y en estado de seguir andando, llegué a mi casa desde donde había salido 12 días antes.
GRACIAS A LA VIDA!!!
































































































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