miércoles, 11 de enero de 2017

EL AMOR VENCE AL ODIO HA PERECIDO.
"El amor vence al odio", parece ser la consigna impuesta por los compañeros kirchneristas. A eso, como es inevitable, corresponde ver la realidad que nos muestra que el amor nunca es incondicional, el amor para que sea puro necesita ser alimentado por todos los involucrados, estos involucrados no necesariamente son los que aman solamente, sino también los que son afectados por ese amor.
Haciendo esta consideración, cabe consignar que el amor cuando no es correspondido tiene un final desgraciado, ya sea para el amante o para el amado o para ambas partes.
En virtud de esta apreciación, es imprescindible tomar consciencia de que si hacemos una propuesta amorosa, esta no puede sostenerse hasta la indignidad, porque si llegáramos a caer en la indignidad pasaríamos a ofrecer un amor corrupto, un amor podrido, un amor al que ya no se le puede llamar amor.
Atento lo expuesto, estimados compañeros, creo que debemos abrir los ojos y todos nuestros sentidos y así ver que nuestro amor se ha empezado a corromper, se ha empezado a podrir y, en consecuencia, ha dejado de ser amor y, naturalmente, ha pasado a ser un elemento de agresión para propios y extraños. En base a esta conclusión que no es ni más ni menos que un dato de la naturaleza, cabe tomar una actitud de defensa, también natural.
Esta reflexión fue generada por el sufrimiento moral que día a día crece en nosotros creando a su vez una gran confusión, confusión que puede desembocar en una depresión que nos lleve a nuestra propia destrucción.
Por ello, yo propongo que abandonemos el ya famoso slogan y pensemos en uno que salga de nuestra dignidad y en defensa de nuestros derechos que hasta el mismo sistema de opresión que sufrimos reconoce que debemos defender. Ello porque el derecho natural es el derecho supremo de los hombres y mujeres que habitamos este planeta.
Francisco Klanchar.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario