TEMOR
Una tarde
me encontraba en una terminal de ómnibus de Traslasierra con el propósito de
viajar a la ciudad de Córdoba. Ya a bordo del colectivo y ya sobre las altas
cumbres empecé a ver un bellísimo espectáculo, busqué mi teléfono para
fotografiar ese paisaje donde para sorpresa mía aparecían pueblos de rojos
tejados en valles que nunca había visto a pesar de mis reiterados viajes por
esos lugares, pero no podía poner el teléfono en modo filmación, fueron en vano
todos los intentos, pues me salían videos que no podía parar.
Luego me
veo caminando en esas alturas, en una ruta de barro y piedras, bajo una lluvia
pertinaz. Allí pensaba cómo haría yo para manejar un auto en ese camino resbaladizo,
en zigzag, que tenía un precipicio sin fin, pensé que una caída allí era el final
de la vida. Asimismo, seguí mi caminata hasta llegar al llano, allí me encontré
con gente poco amistosa que caminaba por un poblado en una barranca arbolada,
con pocas viviendas. A uno de ellos les pregunté si iba bien para llegar a la
ciudad de Córdoba, me dijo que sí que siguiera así. Más adelante me encontré
con un grupo de mujeres maduras, atléticas, que venían, en sentido contrario,
trotando algunas y otras en bicicleta, todas desnudas y muy bronceadas.
Luego me vi
ante una bifurcación de caminos y le pregunté a un paisano cual debía tomar, él,
muy solícito, me lo señaló y me dijo que debía pasar por una ”villa”, lo que me
asustó, pues pensé que me quitarían todo, pero él me dijo que no tuviera miedo
que no pasaba nada y que me acompañaría hasta la entrada. Así llegamos a un
caserío muy humilde pero no tenía el aspecto de una villa miseria, eso me serenó
y crucé por allí encontrándome con
algunos pibes que salieron corriendo al verme.
Luego, otra vez en medio del campo, ya exhausto
y la noche que se veía sin que la ciudad
se vislumbrara.
…………………………
Por suerte
me desperté cómodamente acostado en mi acogedora
habitación.
Francisco
Klanchar
21.04.17
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